Estimulación cognitiva en la enfermedad neurodegenerativa
Entre 500.000 y 600.000 personas padecen hoy en España la enfermedad de Alzehimer, patología neurodegenerativa, de causa desconocida, aunque relacionada con la aparición de estructuras anómalas en el cerebro como placas seniles y ovillos neurofibrilares y la pérdida de conexiones neuronales. Su incidencia es mayor a partir de los 60 años de edad y se caracteriza por el deterioro cognitivo del paciente acompañado de trastornos comportamentales que afectan inicialmente a la memoria del enfermo con posterior pérdida de orientación y coordinación motora y deterioro intelectual, hasta llegar a la total incapacitación. Hoy por hoy, la enfermedad carece de cura pero sí podemos tratar de retrasar sus manifestaciones clínicas.
Aunque todo parece indicar que en el desarrollo de la enfermedad intervienen factores genéticos, ambientales y sociales, es una patología claramente relacionada con el envejecimiento. Con la edad, nuestro cerebro sufre un proceso degenerativo en el que intervienen causas orgánicas (pérdida neuronal, desarborización sináptica y bloqueo de neurotransmisores) pero también causas funcionales dado que dejamos de utilizar determinadas funciones cognitivas, físicas o sociales.
Y es en este último apartado donde la estimulación cognitiva -denominación que engloba a todas aquellas actividades y terapias que tienen por objeto mejorar las funciones intelectuales conservadas del paciente y rehabilitar aquellas que han sufrido un deterioro -aprovechando las capacidades funcionales residuales y la neuroplasticidad del cerebro- tiene mucho que aportar para ralentizar el avance de la enfermedad, prevenir problemas conductuales y mantener la autonomía de la persona durante el mayor tiempo posible.
La pérdida de capacidad intelectual puede compensarse con la experiencia y el aprendizaje de estrategias. Mediante talleres de rehabilitación, estructurados por niveles de dificultad e individualizados en función del grado de deterioro del paciente, estimulamos las principales funciones cognitivas (atención, funciones ejecutivas, lengua, memoria, reconocimiento y praxias y cálculo) para que el paciente alcance el máximo nivel funcional.
¿Qué es la enfermedad de Alzheimer?
Se trata de la forma más común de demencia entre las personas mayores. Esta enfermedad neurogenerativa altera progresivamente la vida cotidiana del afectado hasta llegar a incapacitarlo. Con esta patología puede verse alterado el lenguaje, la memoria… ya que lo que produce es un deterior cognitivo.
¿Cuándo se debe iniciar el tratamiento del Alzheimer?
Aunque lo ideal sería iniciar el tratamiento lo antes posible, no es inhabitual que los síntomas de esta patología pasen desapercibidos en su fase inicial por lo que no siempre el paciente recibe la terapia en el momento en el que sería conveniente. La intervención basada en la estimulación cognitiva y las terapias destinadas a frenar la pérdida de memoria y, llegado el caso, aprovechar los recursos de la memoria existente, ralentizan con frecuencia la progresión de estos primeros síntomas.
¿En qué consiste el tratamiento del Alzheimer?
Dado que el Alzheimer carece actualmente de cura y tampoco existe un fármaco específico que controle eficazmente la enfermedad, el objetivo principal de la terapia es ralentizar cuanto sea posible el deterioro cognitivo de quien la padece.
¿Cuánto dura el tratamiento del Alzheimer?
Al tratarse de una patología neurodegenerativa, lo ideal sería introducir la terapia logopédica en la rutina diaria del paciente como mecanismo para retrasar cuanto sea posible el deterioro cognitivo y funcional y demorar la pérdida de independencia.
¿Qué es la enfermedad de Parkinson?
Es un trastorno neurodegenerativo que afecta al sistema nervioso, en concreto, al área que se encarga de coordinar la actividad, el tono muscular y los movimientos.
¿Necesita un enfermo de Parkinson acudir al logopeda?
Debido a la afectación nerviosa de la musculatura encargada de coordinar y activar los músculos bucofonatorios y respiratorios, el enfermo de Parkinson puede ver afectada su voz, articulación y ritmo así como su capacidad de deglución. Por ello, el trabajo del logopeda se centra principalmente en esas dos vertientes: la deglución -para evitar o retrasar una posible disfagia orofaríngea- y la rehabilitación de la voz -para conservar la prosodia, el ritmo y la inteligibilidad del discurso.
¿Cuánto dura el tratamiento logopédico del Parkinson?
Lo ideal es que, a través del trabajo en sala con el logopeda, el paciente integre la terapia en su día a día. Una adecuada terapia de control y coordinación de los músculos bucofonatorios ayudará a paliar o retrasar los efectos del Parkison sobre el voz y deglución de la persona afectada.
¿Qué es la disfagia?
La disfagia se manifiesta como una dificultad en el proceso deglutorio que puede ocasionar ataques de tos, vómitos, regurgitación y aspiración de los alimentos a la vía aérea.
¿Cómo puedo saber si tengo disfagia?
Los síntomas de la disfagia incluyen, entre otros:
- Tos o atragantamiento después de comer.
- Cambios en la voz (se vuelve más débil).
- Dificultad para controlar la saliva.
- Dificultad para tragar el bolo alimenticio en una única deglución lo que obliga a hacerlo en varias veces.
- Residuos en la boca tras la deglución.
- Carraspeo.
- Sensación de que el alimento se queda en la garganta.
- Pérdida de peso.
- Múltiples infecciones respiratorias.
¿Cuándo debo acudir al logopeda si creo que tengo disfagia?
Si observa en usted los síntomas citados anteriormente, debe acudir al especialista para que, tras la oportuna exploración y pruebas clínicas, descarte o confirme la existencia de disfagia. Una vez diagnosticado, será el logopeda quien le ayude a reeducar u optimizar su deglución.
¿Qué puede hacer el logopeda con mi disfagia?
El logopeda le enseñará los procesos implicados en la deglución y le entrenará en técnicas específicas de deglución perfectamente adaptadas a sus características sintomatológicas.
¿Deben los familiares implicarse en la terapia de la disfagia?
La implicación del paciente y de sus cuidadores y familiares es básica para obtener resultados satisfactorios. Un enfoque unificado por parte de todas las personas que atienden al paciente potencia la eficacia de la terapia y garantiza su seguridad durante la deglución.