Reeducación Auditiva
En la edad adulta se pueden presentar dificultades de comunicación como consecuencia de déficits auditivos adquiridos. Estas dificultades en la audición hacen que la entrada de información no sea adecuada y que el intercambio comunicativo entre los interlocutores no sea efectivo. La persona con déficit auditivo tampoco recibe correctamente el retorno de su propia voz y eso puede afectar a los parámetros de intensidad y timbre de su producción oral.
Según el momento, el grado y el tipo de pérdida auditiva, las expectativas y el tratamiento variarán enormemente. En cualquier caso, la detección y el tratamiento precoz son fundamentales para mejorar la comunicación.
Cuando la sordera afecta a adultos hablamos de hipoacusia postlocutiva, ya que la pérdida auditiva se produce (por causas traumáticas o fisiológicas) cuando la persona ya ha desarrollado el lenguaje. En estos casos es fundamental tanto la labor del audioprotesista, que se encarga del correcto ajuste de la prótesis, como la del logopeda, que facilita la adaptación a esa prótesis.
Si la sordera se da en la infancia, antes de la adquisición del lenguaje, hablamos de una hipoacusia prelocutiva. Esta requerirá tratamiento médico, audioprotésico y logopédico precoz a fin de establecer una buena conexión entre el niño y el mundo que le rodea.
En las personas mayores es habitual la presbiacúsia, pérdida auditiva asociada al proceso de envejecimiento. En estos casos, el seguimiento del otorrinolaringólogo y del audioprotesista son fundamentales para elegir la ayuda técnica o prótesis auditiva adecuada que nos permitirá seguir escuchando lo que nos rodea. El logopeda también realiza una valiosa aportación en los casos de presbiacúsia, enseñando al paciente "trucos" y herramientas que le ayudarán a utilizar correctamente y sacar el máximo partido de su prótesis, y acompañándole en la instauración de los nuevos sonidos, ya que el sonido que recibirá a través de la prótesis será muy diferente del que ha conocido hasta entonces.
El sonido es una vibración mecánica que se propaga en forma de ondas que pueden ser o no audibles. Medimos el sonido por su frecuencia (número de vibraciones emitidas por segundo (hertzios)) e intensidad (amplitud de las ondas sonoras (decibelios)). Estas ondas estimulan el oído y son percibidas por el cerebro humano cuando se producen en una banda de frecuencias situada entre los 20 y 20.000 hertzios. Las frecuencias entre 500 y 4.000 hertzios son fundamentales para percibir el lenguaje oral. El nivel sonoro de una conversación normal se sitúa en torno a los 65 dB. Según el grado de pérdida auditiva podemos hablar de:
- Hipoacusia leve: el umbral de audición se sitúa entre 20-40 dB.
- Hipoacusia moderara: pérdida de entre 41-70 dB.
- Hipoacusia severa: pérdida de entre 71-90 dB.
- Hipoacusia profunda: pérdida superior a 90 dB (entre 91-100 dB).
La lesión puede afectar a distintas áreas del aparato auditivo y, en cada caso, el tratamiento médico y protésico será distinto. Según esta localización hablamos de:
- Hipoacusia de conducción o de transmisión: alteraciones en la transmisión del sonido a través del oído externo y medio.
- Hipoacusia de percepción o neurosensorial: ocasionada por lesiones en el oído interno o en la vía nerviosa auditiva.
- Hipoacusia mixta: la causa es conductiva y de percepción.
La rehabilitación logopédica y la reeducación auditiva en casos de hipoacusia engloban el conjunto de técnicas destinadas a entrenar a la persona para que capte e interprete correctamente los sonidos. Puede mejorar notablemente los resultados en el caso de usuarios de audífonos y es imprescindible después de un implante para que el portador del mismo disfrute de una audición funcional y sea capaz de utilizar un lenguaje normalizado. La persona portadora de prótesis auditiva o implante coclear debe aprender o reaprender a detectar (presencia o ausencia de sonido), discriminar (reconocer cualidades de los sonidos como tono, intensidad y duración), identificar (reconocer la fuente del sonido), reconocer (sonidos o palabras en formato abierto) y comprender (ser capaz de comunicarse en un contexto natural) a través de su nuevo aparato auditivo.
¿Puedo sacar más partido de la prótesis auditiva con la rehabilitación logopédica?
Una vez ajustada correctamente la prótesis está lista para escuchar. Si bien es cierto que la calidad de sonido que ofrecen las prótesis es cada vez mejor, no permiten que el usuario escuche del mismo modo que lo hacía antes. El trabajo logopédico debe centrarse en la reeducación auditiva y en el habla resultante para que ésta sea lo más normalizada posible.
Tras el implante coclear, ¿es necesaria la rehabilitación logopédica?
El implante coclear permite a la persona con hipoacusia neurosensorial profunda o severa acceder al sonido. Dependiendo del momento de la implantación se requerirá más o menos intervención logopédica. En casos prelocutivos, los niños deben recibir rehabilitación logopédica exhaustiva para entrenar su audición de forma adecuada y poder desarrollar así el lenguaje oral. En adultos o pacientes postlocutivos, el proceso de rehabilitación será más corto e incluso, en algunos casos, podrán llegar a entender el lenguaje oral sin necesidad de leer los labios.
¿Es normal que las personas mayores no oigan bien?
La pérdida auditiva es común en las personas mayores como parte del proceso de deterioro fisiológico asociado al envejecimiento. Sin embargo, con una buena adaptación protésica podemos prolongar la percepción de los sonidos de forma satisfactoria. No podemos consentir que ninguno de nuestros mayores quede incomunicado por la pérdida auditiva cuando disponemos de herramientas que probablemente puedan ayudarles.