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    Disfemia o Tartamudez

    La disfemia, la tartamudez, la taquifemia, la bradifemia o la disprosodia son trastornos que afectan al ritmo y la fluencia en la salida del lenguaje. El discurso de la persona se ve alterado porque se producen pausas, bloqueos o variaciones irregulares en la velocidad de articulación. Se trata de una alteración crónica que se exacerba en situación de tensión.

    Según el origen de esta afectación, diferenciamos dos tipos de tartamudez:

    Tartamudez neurogénica:  es resultado de una deficiente comunicación entre cerebro, nervios y músculos como consecuencia de una lesión cerebrovascular.

    Tartamudez psicogénica:  su origen es psicológico y puede estar causada por un trauma severo o situaciones  de tensión o angustia, por ejemplo.

    Según su sintomatología, hablamos de:

    Tartamudez tónica: habla entrecortada con bloqueos y espasmos iniciales para, posteriormente, emitir un discurso precipitado manteniendo una elevada tensión muscular.

    Tartamudez clónica:  repeticiones silábicas involuntarias y bruscas antes de iniciar o continuar la frase, acompañadas de contracciones labiales breves y rápidas.

    Tartamudez  mixta:  Es la más frecuente y combina las características de las dos anteriores.

    También podemos hablar de una tartamudez evolutiva que se observa en muchos niños de entre dos y tres años de edad y que es absolutamente normal. Son disfluencias (repeticiones o bloqueos) que se solucionan en un periodo de tiempo breve. Esta tartamudez evolutiva remite totalmente en la mayoría de los casos. Es importante que los padres no le den demasiada importancia y actúen como si nada pasara. Las causas que hacen que esta disfluencia evolutiva se cronifique y transforme en una tartamudez consolidada no están plenamente identificadas si bien parece ser resultado de una combinación de factores tanto intrínsecos a la persona como ambientales.

     

    ¿En qué consiste el tratamiento de la disfemia?

    La disfemia presenta múltiples manifestaciones que, dependiendo de la gravedad, van mucho más allá de las alteraciones del ritmo y de la fluidez verbal. Pero aparte de la sintomatología característica, la persona que la padece puede experimentar además la sensación de ansiedad y angustia que produce la anticipación del momento de tartamudez, la frustración de no poder decir lo que se desea y el miedo al rechazo social, con la carga psicológica que ello representa. El tratamiento de la disfemia debe ser, por tanto, integral. Además de los ejercicios concebidos específicamente para mejorar la respiración, el ritmo y la fluencia, es importante el enfoque psicológico destinado a potenciar la autoestima y mantener y consolidar en la vida cotidiana lo aprendido en el entorno terapéutico.

    ¿La tartamudez es hereditaria?

    Las causas de la tartamudez no se conocen plenamente pero todo parece sugerir la existencia de factores genéticos y ambientales. Más que de herencia genética propiamente dicha -como el hecho de heredar los ojos azules de nuestros padres, por ejemplo-, hablaríamos de "predisposición genética", es decir, de una mayor probabilidad de padecerla. Sin embargo, son muchos los niños tartamudos en los que no se observan antecedentes familiares.

    Siento pánico al hablar en público debido a mi tartamudez. ¿Es posible superar este impedimento?

    No existen curas ni medicamentos milagrosos pero siempre es posible encontrar estrategias para enfrentarnos a estas situaciones. Y para identificar las estrategias adecuadas, hemos de comenzar por hacernos la pregunta siguiente: ¿siento pánico ante la idea de hablar en público y por eso tartamudeo o, por el contrario, tartamudeo y eso hace que sienta pánico a hablar en público? Dependiendo de la respuesta, el profesional adoptará uno u otro enfoque ya que ese pánico está motivado por causas diferentes.

     

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